Parece que la idea de que la
Cobertura Universal de Salud (CUS) sea uno de los objetivos-paraguas de la
agenda post-2015 gana cada día más adeptos, pese a sus
limitaciones conceptuales y empíricas.
Ahora bien, una vez nos hemos
puesto de acuerdo en qué queremos falta hacerlo en cuánto toca paga a cada quién.
Un grupo de expertos establecido por Naciones Unidas acaba de difundir su propuesta, y
a los países de altos ingresos nos tocaría dedicar un mínimo del 5% de nuestro
PIB a gasto público en salud, además de aportar un 0,1% a la ayuda
internacional en el mismo campo.
En España el gasto público en
salud ha disminuido ostensiblemente en un corto espacio de tiempo pero todavía
en 2011, último año para el que disponemos de datos, se
situaba en el 6,8% del PIB, un porcentaje que supera en nada menos que 18.000
millones de euros ese mínimo que proponen nuestros expertos internacionales. Así
que quienes creen que el sistema público español de salud contiene demasiada
grasa y apuestan por descremarlo pueden ahora blandir los datos endosados por
estos reputados defensores de la reducción de las inequidades por el expeditivo
método de igualar hacia abajo. Eso sí: al mismo tiempo, y si nos atuviéramos a
la literalidad del texto, como parte alícuota estaríamos obligados a aportar por
lo menos 1.000 millones anuales a la cooperación internacional en salud, todo
lo cual no se antoja fácil de explicar a nuestros sufridos conciudadanos.
No es el único elemento
sorprendente de esta propuesta. Dado que la media de gasto público en salud de
los países
de la OCDE está en el 6%, fijar un mínimo del 5% tendría su lógica si la
desviación típica fuese amplia. No es el caso: de los 34 miembros del club de
los más ricos, sólo siete (Corea del Sur, México, Turquía, Chile, Estonia,
Polonia e Israel; estos tres últimos por unas pocas décimas) están por debajo
del mágico umbral del 5%. Es decir, que es apenas el 20% el número de países de
altos ingresos que deberían esforzarse en incrementar su gasto público en
salud.
La pregunta es: ¿qué sentido
tiene establecer un objetivo de inversión pública mínima en salud a partir de
2015 que el 80% de quienes deberían cumplirlo ya lo hace ahora? Esperemos que
los autores de la propuesta, todavía sujeta a discusión pública, recapaciten y
marquen nuevas metas porcentuales. De lo contrario es previsible que cuente con
pocas simpatías entre las sociedades contribuyentes a la solidaridad
internacional.
[Esta entrada se ha publicado originalmente en Health is Global]
[Esta entrada se ha publicado originalmente en Health is Global]
No hay comentarios:
Publicar un comentario