La última edición del informe “Financing
Global Health” correspondiente a 2012, hecha pública hace unas semanas, se
presentó con el provocativo subtítulo “¿El
final de la edad dorada?” El interrogante venía a cuento por la constatación empírica
de que la inversión en salud global de los donantes se ha estancado después de
una década prodigiosa de aumento anual constante y sin parangón.
El informe del Instituto de la Medición y
Evaluación en Salud (IHME) incluye sin embargo otro dato también llamativo:
en paralelo a este parón en la transferencia de recursos entre naciones, que no
sabemos si es un efecto temporal asociado a la crisis o una tendencia más
profunda que ha llegado para quedarse, el gasto gubernamental en salud de los
países en desarrollo que tiene su origen en los recursos propios no ha truncado
su marcha ascendente, y entre 2009 y 2010 se ha incrementado en un 6%. Dicho
aumento está liderado por los países de Asia Oriental, especialmente China (que
paradójicamente ha seguido
recibiendo dinero de iniciativas como el Fondo Mundial de Lucha contra el
SIDA, la tuberculosis y la malaria), y alcanzó, para todas las regiones, la impresionante
cifra de 521 mil millones de dólares.
¿Significa esto el fin de la
ayuda internacional en salud (IAS) en un futuro no muy lejano? Depende. Por un
lado, sabemos que la AIS tiene un claro efecto sustitutorio: cuando
aumenta la AIS, disminuye la proporción de gasto en salud que tiene como fuente
los propios recursos del país; y al contrario, cuando disminuye la AIS,
sube el esfuerzo doméstico.
Por el otro, como señala el
informe del IHME, no hay una correspondencia exacta entre presentar mayor carga
de enfermedad y ser receptor de mayor parte de AIS: de los 20 países que
soportan la cifra más alta de años
de vida ajustados por discapacidad, sólo 12 están entre los que más AIS
obtienen. Ahora bien, y aquí viene el matiz, de los 8 restantes, siete son
países de ingresos medios, siguiendo la
clasificación del Banco Mundial.
El número de países
africanos en transición hacia la categoría de ingresos medios no para de
crecer, y sin embargo, no todos los que mejoran su economía se encuentran en
camino de alcanzar
el 15% de su presupuesto para salud, como se comprometieron. Por eso hay quien
pregona que la ayuda se ha dar primordialmente al más pobre, no necesariamente al
más enfermo si
ya es capaz de empezar a espabilarse por su cuenta y domesticar de manera
paulatina y sostenida su gasto en salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario