Dicen que el XXI será el siglo del Pacífico,
como el XX lo fue del Atlántico. El centro del poder mundial, auguran, se
desplaza hacia una región en la que coinciden viejas y nuevas potencias
políticas y económicas, en ciertos casos también militares: EE UU, Rusia,
China, India, Brasil, Japón, Corea del Sur, por enumerar las más evidentes.
Algunos países temerosos de perder comba se
han apresurado a proclamar un giro en sus políticas para adaptarse a las
nuevas realidades geoestratégicas mundiales. En esta cosmovisión, Europa y en
parte EE UU, después de dominar la escena internacional durante más de dos
centurias, jugarían en adelante un papel
cada vez menor
Un par de investigaciones
publicadas en los últimos dos meses sobre la distribución geográfica de la inversión
de la I+D en salud no hacen más que confirmar la decadencia del tradicional liderazgo
euro-estadounidense.
El informe G-Finder 2013, que
salió a la luz en diciembre pasado, recoge los datos más recientes sobre los
fondos asignados a la I+D sólo para enfermedades olvidadas comparándolos con la
evolución de los años anteriores. Pese a que en su conjunto tales fondos crecieron
en 2012 en un modesto 3,2%, las aportaciones de los países de altos ingresos exceptuando
a EE UU descendieron
un 12,4%. En total, desde el inicio de la crisis en 2009, dicho grupo, que
agrupa sobre todo a donantes públicos europeos, ha recortado su contribución en
casi un 20%, y no tiene visos de recuperarse a corto plazo.
Si el primer estudio ilustra la pérdida
de generosidad y de visión política del viejo continente, el segundo deja
constancia de una sustancial merma competencial y estratégica de los
norteamericanos.
En él, publicado el
2 de enero de este año en “The New Englang Journal of Medicine”, un equipo
de investigadores de EE UU y Singapur encabezado por Justin Chakman ha dado a
conocer las tendencias globales de gasto mundial en I+D total en salud, que
dejan en entredicho la capacidad de las naciones más ricas para mantener su
posición de líderes globales en la I+D en salud.
En efecto, mientras que Australia,
India, Corea del Sur y, sobre todo Japón y China incrementaron de manera
visible su inversión en I+D en salud entre 2007 y 2012, Europa la mantuvo fluctuante
y, cosa llamativa, Canadá y EE UU la redujeron de un modo significativo. Es más,
el descenso de EE UU se produjo pese a que el sector público mantuvo su
esfuerzo presupuestario, lo que no fue correspondido por el sector privado que redujo
su inversión en 13.000 millones de dólares, todo lo cual nos hace preguntarnos
si los principios del keynesianismo
son aplicables a la investigación en salud.
La I+D en salud
se orientaliza: busca mercados emergentes que le insuflen nueva vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario